Crónica Cantabria.

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Arturo Ros busca fomentar la confianza y crear un ambiente familiar en la Diócesis de Santander.

Arturo Ros busca fomentar la confianza y crear un ambiente familiar en la Diócesis de Santander.

El nuevo obispo de Santander, Arturo Ros, ha llamado a "hacer Navidad" siendo y haciendo felices a los demás. Ros, que acaba de tomar posesión como obispo de Santander, desea que su nueva Diócesis sea una familia en la que, como en la vida, "hay de todo", pero en general "es bueno". Además, busca sembrar confianza y que la gente sea feliz, algo que considera "la esencia" del Evangelio.

En un encuentro con los medios de comunicación, Ros ha expresado su deseo de que la gente sea feliz, aunque reconoce que la felicidad no está exenta de dificultades. Su prioridad absoluta son las personas, todas, sin excepción, y espera que la Diócesis de Santander sea una gran familia en la que nadie se sienta excluido.

Según Ros, él vivió con intensidad y grandeza los días desde que tomó posesión del cargo el pasado sábado en la catedral de la ciudad. Ha valorado la amabilidad de la gente y el trato con el clero, y tiene expectativas muy positivas para su trabajo en la Diócesis de Santander.

El obispo de Santander afirma que todos somos piezas indispensables en esta sociedad y que la Iglesia de Santander no está parada. Respecto a la fe de los cántabros, no ofrece un veredicto inmediato, pero no se quedará de brazos cruzados y tiene muchas esperanzas porque intuye que hay ganas de Dios.

Ros se compromete a dar todo el impulso posible al Año Jubilar Lebaniego, y aprovecha para lanzar su mensaje de Navidad: hacer un gesto que haga verdadera la pobreza del Portal de Belén. Llama a la gente a vivir la Navidad con felicidad y a hacer un poco más felices a quienes nos rodean, acercándonos a las personas solas, enfermas, en la cárcel o en la calle.

El obispo imagina que todos nos proponemos hacer un poquito más feliz a la gente en Nochebuena, sin excesos, y cree que si lo hacemos todos a la vez, Cantabria cambiará en 24 horas. En cuanto a su celebración particular, pasará la nochebuena con los sacerdotes de Corbán y estará con su familia el día de Año Nuevo.

A nivel general, Ros tiene serias preocupaciones por distintos problemas a nivel nacional y comunitario, como el desempleo, el respeto a los derechos de las personas y la violencia de género. También le preocupa el presente y futuro de los jóvenes. Para atraer a los jóvenes a la Iglesia, aboga por escucharlos, quererlos y aguantarlos, y afirma que no desfallecerán en ese empeño.

Otra de sus inquietudes es la "deriva" europea, y considera que la Iglesia debe anunciar el Evangelio para defender la justicia y denunciar la injusticia.