El pasado 23 de mayo, en Santander, Cantabria reprobó a la ministra de Sanidad, Mónica García, acusándola de descuidar sus responsabilidades y de actuar más como activista que como representante de todos los españoles.

El consejero de Sanidad, César Pascual, en conjunto con otros representantes de diversas comunidades autónomas, criticaron la postura de la ministra, quien lideró una manifestación el pasado domingo en contra de la gestión sanitaria del Gobierno de la Comunidad de Madrid.

Pascual, titular de Sanidad en Cantabria, censuró la actitud de García y su falta de acción, afirmando que se ha comportado más como activista que como ministra. Asimismo, exigieron que deje de lado posturas sectarias y se enfoque en mejorar el Sistema Nacional de Salud.

El consejero pidió a García que se centre en resolver los problemas de su Ministerio, especialmente en lo que respecta a la Atención Primaria y las plazas MIR. Según él, es crucial que la ministra aborde estas cuestiones para garantizar un adecuado número de médicos de familia en todo el territorio nacional.

Pascual también destacó que las regiones bajo gestión directa del Gobierno central, como Ceuta y Melilla, están al borde de la quiebra en materia de salud. Subrayó la urgencia de abordar la falta de profesionales sanitarios en Atención Primaria, especialmente de cara al verano.

El Gobierno de Cantabria ha insistido en la necesidad de convocar un Consejo Interterritorial extraordinario para abordar este problema. No obstante, según el consejero, el Ministerio de Sanidad ha hecho caso omiso a las solicitudes de ayuda.

En este sentido, Pascual instó a García a abandonar posturas extremistas y a trabajar en medidas efectivas para mejorar el sistema de salud. Criticó que, a pesar de seis meses en el cargo, la ministra no ha cumplido con sus responsabilidades.

Por otro lado, el consejero elogió el desempeño de la Comunidad de Madrid en la asignación de plazas MIR, destacando su baja lista de espera. Para Pascual, los señalamientos de García contra Madrid son más un acto de populismo que una defensa genuina de la sanidad pública.