Recientemente, el Gobierno de Cantabria ha dado la voz de alarma tras identificarse tres focos de lengua azul bovina, específicamente del serotipo 3, en varias explotaciones ganaderas en la región. Estos focos se encuentran ubicados en Suesa, El Astillero y Hermosa, zonas conocidas por su actividad ganadera.

La detección se llevó a cabo gracias a la vigilancia constante de los servicios veterinarios de la Consejería de Desarrollo Rural, quienes notaron síntomas comunes de la enfermedad en algunos de los animales, como fiebre alta y lesiones cutáneas. Esto demuestra la eficacia del sistema de monitoreo, fundamental para la salud del ganado.

La consejera María Jesús Susinos informó que en el año anterior se había vacunado a los animales contra el serotipo 4 de forma obligatoria y, de manera voluntaria, contra el serotipo 8. Sin embargo, la reciente decisión del Ministerio de Agricultura de flexibilizar estas medidas ha resultado en una drástica reducción de la cobertura vacunal, que ahora se sitúa en un preocupante 40%.

Además, Susinos subrayó que esta "relajación" en las normativas sanitarias, sumada a las altas temperaturas estivales, ha favorecido la propagación de enfermedades animales, especialmente aquellas transmitidas por mosquitos. Esto ha contribuido a que Cantabria registre su primer caso del serotipo 3, el cual se está expandiendo lentamente por el territorio nacional, afectando de manera más significativa a las especies ovina y caprina que a la bovina.

Ante esta situación, la consejera ha instado a los ganaderos locales a que procedan a vacunar a sus animales contra los serotipos 4 y 8 con la mayor celeridad posible, ya que la Consejería asumirá los costos de dichas vacunas. "Todavía tienen tiempo para proteger a sus rebaños", enfatizó Susinos.

En cuanto al serotipo 3, la consejera aseguró que su departamento está en proceso de asegurar la disponibilidad de la vacuna para los ganaderos de manera gratuita y anunció que esta podría adquirirse en el mercado en breve. La Consejería está comprometida en facilitar todos los recursos necesarios para garantizar la inoculación, incluyendo información sobre los puntos de venta y protocolos de vacunación.

Es fundamental que los ganaderos mantengan una vigilancia activa sobre la salud de sus animales, especialmente con un serotipo que afecta más al ganado ovino y caprino, con mayores tasas de contagio y mortalidad. Susinos ha enfatizado la importancia de aplicar estrictas medidas de bioseguridad, que incluyen la desinfección adecuada de las explotaciones y la supervisión cuidadosa de los movimientos de los animales.

“No podemos permitirnos ser complacientes; es vital que estemos alerta, ya que las enfermedades emergentes son impredecibles y pueden proliferar con las altas temperaturas. Esto exige un compromiso con medidas de bioseguridad hondas y efectivas", advirtió Susinos, valorando la labor del sistema de vigilancia de la Consejería y la colaboración de los veterinarios en la red de alertas sanitarias.

La consejera también expresó su descontento con la decisión del Ministerio de hacer voluntaria la vacunación este año, lo que podría resultar desastroso para la sanidad animal en la región. “No compartimos esta relajación de criterios de prevención. Mientras el año pasado la vacunación era obligatoria, este año se han relajado las medidas y ya estamos viendo las consecuencias con el surgimiento de nuevos focos”, manifestó, haciendo un llamado a las comunidades autónomas afectadas para que implementen controles sobre el movimiento de animales, con el objetivo de evitar la expansión de la enfermedad a regiones que aún se encuentran libres de ella.