En Santander, el Gobierno de Cantabria ha confirmado su compromiso en la lucha contra la variante Monkeypox (mpox), también conocida como viruela del mono, siguiendo estrictamente el protocolo y las medidas establecidas para su vigilancia y control, al igual que el resto de las comunidades autónomas.

Este protocolo ha demostrado ser efectivo tanto para el clado en circulación a partir de 2022, originario de África Occidental, como para el clado IB actual, proveniente de África Central, catalogado como una emergencia sanitaria internacional por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En la región cántabra, el laboratorio de microbiología del Hospital Valdecilla ya ha comenzado a determinar si los casos detectados corresponden a la cepa predominante desde 2022 o a la nueva cepa, considerada más contagiosa y letal.

En una reunión de la 'Ponencia de Alertas', representantes de la Consejería de Salud han subrayado la importancia de fortalecer la comunicación con los viajeros procedentes de zonas afectadas por mpox, sin embargo, sin imponer restricciones a la movilidad ni a los controles fronterizos.

Asimismo, se ha planteado la necesidad de reforzar las políticas de salud pública en Cantabria, aumentando los recursos destinados a la prevención, vigilancia y control epidemiológico.

La Consejería de Salud ha exigido la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública, una propuesta pendiente de materializarse, que se espera pueda coordinar eficientemente las acciones frente a cualquier problema de salud pública, dotándola de los medios necesarios.

La Dirección General de Salud Pública en Cantabria sigue rigurosamente el protocolo desde el inicio de la expansión de la enfermedad, monitoreando de cerca cualquier síntoma o caso sospechoso.

Los síntomas comunes de Monkeypox incluyen erupciones en manos, cara y otras partes del cuerpo, acompañadas a veces de fiebre y molestias generales, con un período de incubación que va de 5 a 21 días.

El mpox se transmite por contacto directo con lesiones cutáneas, fluidos corporales contaminados o superficies infectadas, siendo la transmisión entre parejas sexuales la vía más probable.