La Policía retira ácido pícrico peligroso de seis instituciones educativas en Santander y Torrelavega.
Una sustancia peligrosa ha sido retirada de centros educativos en el norte de España. El 22 de noviembre de 2023, se conoció que la Policía Nacional ha llevado a cabo una operación para retirar ácido pícrico de los laboratorios de seis Institutos de Educación Secundaria en las localidades de Santander y Torrelavega.
La intervención policial se inició tras recibir múltiples alertas que advertían sobre la presencia de este compuesto en laboratorios de química, donde había estado almacenado durante décadas. Este hecho resalta la falta de supervisión adecuada en la gestión de sustancias químicas en los entornos educativos, un asunto que debería ser prioritario para la seguridad de estudiantes y docentes.
El ácido pícrico, también conocido como trinitrofenol, es un sólido cristalino de color amarillo que posee un alto grado de toxicidad. Su uso histórico ha sido principalmente como explosivo potente y oxidante en combustibles para cohetes y armamentos. La peligrosidad de mantener este tipo de material en instalaciones educativas no puede subestimarse.
El riesgo se agrava notablemente cuando el ácido se cristaliza debido a la deshidratación o al paso del tiempo, momentáneos en los que puede convertirse en un explosivo extremadamente volátil. En tales condiciones, el ácido puede detonar tras un simple golpe, roce o sacudida violenta, incluso al abrir la botella que lo contiene. Esto plantea serias interrogantes sobre las medidas de seguridad adoptadas por las instituciones educativas.
Históricamente, el ácido pícrico ha sido utilizado como reactivo en análisis clínicos y experimentos, incluso se cuentan usos médicos desde las décadas de 1920 a 1930, cuando se empleaba como apósito antiséptico para tratar quemaduras. Sin embargo, los riesgos actuales relacionados con su almacenamiento no son nada desdeñables.
En el último mes, la Policía Nacional ha actuado en cinco Institutos de Educación Secundaria en Santander y uno en Torrelavega, donde se ha decidido destruir la sustancia debido a los peligros que representa en un contexto educativo. Este retiro de material peligroso es una victoria para la seguridad escolar, pero también un recordatorio de la necesidad de una vigilancia continuada en estos centros para evitar incidentes que pongan en riesgo la vida y la integridad física de los alumnos y el personal.
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