Mujer que denunció sumisión química en Santander condenada por amenazar a su jefe con una agresión falsa.
ZARAGOZA/SANTANDER, 3 de diciembre.
La Audiencia Provincial de Zaragoza ha dictado una sentencia que condena a una joven de la ciudad por un delito leve de amenazas, cuya denuncia inicial la señalaba como víctima de una sumisión química durante un evento corporativo de una inmobiliaria en Santander este verano. La joven había amenazado con presentar una denuncia falsa por agresión sexual tras haber sido despedida de su puesto laboral.
El tribunal ha desestimado el recurso de apelación interpuesto por la joven, confirmando la resolución del Juzgado de Instrucción número 11. Esta sentencia incluyó una multa de 720 euros, equivalente a tres meses de pago con una cuota diaria de 8 euros. Asimismo, se le ha impuesto una restricción que prohíbe su aproximación a menos de 200 metros de su exjefe, aunque ha sido absuelta del cargo de coacciones que también se le atribuía.
En cuanto a la denuncia principal por sumisión química, esta fue archivada el 4 de noviembre por el Juzgado de Instrucción número 3 de Santander. La joven ha optado por apelar esta decisión, en medio de un contexto ya tumultuoso.
El acontecimiento que desencadenó la controversia ocurrió el 14 de junio, poco después de la polémica convención en Santander. Cuatro días después, el gerente de la oficina de la inmobiliaria en Zaragoza tomó la decisión de despedir a la acusada junto a otro compañero. Según se relata, en ese instante, la joven, en un arranque de ira, rompió una taza contra el suelo y amenazó a su superior, señalando que "se iba a arrepentir". Poco después, realizó una llamada a otro gerente de la empresa en Zaragoza, anunciando su intención de "quemar la oficina".
Al día siguiente, los dos empleados que fueron despedidos acudieron a una tercera oficina de la inmobiliaria en Zaragoza, donde compartieron con un compañero que "los habían drogado y violado", insinuando que sus acusaciones recaían sobre su exjefe. Ese mismo día, la joven solicitó empleo en otra sucursal y, en un acto que podría interpretarse como una amenaza directa, advirtió que, si no le ofrecían trabajo, "le iba a arruinar la vida" al que había sido su jefe.
El 20 de junio, cuando ambos empleados despedidos regresaron a su antigua oficina para entregar documentos, el gerente, preocupado, decidió llamar a la Policía. En esa ocasión, la joven exclamó: "Va a quedar bonita la marca, agresión sexual en la convención, por alguien de aquí de Zaragoza, una agresión sexual, acoso laboral, de todo... que no me tenga que pagar una millonada...". Esta declaración subraya la gravedad de la situación y la desesperación que experimentó tras su despido.
La Audiencia Provincial ha acogido los hechos expuestos en la sentencia original, así como los fundamentos legales que los respaldan. Además, ha rechazado aplicar un eximente o atenuante por alteración psíquica, basándose en los informes médicos que fueron presentados durante el proceso judicial.
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