El Neolítico en Cantabria fue un periodo de gran importancia en la evolución de la sociedad humana en la región. Durante esta época, se produjeron importantes cambios en la forma de vida de los habitantes de Cantabria, que se reflejaron en su cultura material, en sus prácticas agrícolas y en su organización social.
El Neolítico fue un periodo de la Edad de Piedra en el que se produjeron importantes avances en la tecnología agrícola y en la domesticación de animales. Este periodo empezó alrededor del año 7000 a.C. en el Oriente Próximo y se extendió por toda Europa en los siglos posteriores. En Cantabria, el Neolítico se inició alrededor del año 5000 a.C., cuando las primeras comunidades agrícolas llegaron a la región desde el sur de la península ibérica.
Una de las principales características del Neolítico en Cantabria fue la introducción de la agricultura y la ganadería. Las comunidades neolíticas practicaban la agricultura en pequeñas parcelas de tierra, donde cultivaban cereales como el trigo y la cebada, y legumbres como las lentejas y los guisantes. Además, comenzaron a domesticar animales como ovejas, cabras, cerdos y vacas, lo que les permitió obtener carne, leche, lana y otros productos de origen animal.
Los primeros asentamientos neolíticos en Cantabria eran pequeñas aldeas agrícolas situadas en zonas fértiles cerca de ríos y arroyos. Estas aldeas estaban formadas por viviendas de planta circular u ovalada, construidas con materiales perecederos como madera, cañas y adobe. En el interior de las viviendas, se encontraban áreas destinadas a la cocina, el almacenamiento de alimentos y los talleres donde se fabricaban herramientas de piedra y cerámica.
La cerámica fue una de las innovaciones tecnológicas más importantes del Neolítico en Cantabria. Las comunidades neolíticas comenzaron a fabricar recipientes de arcilla cocida, que utilizaban para cocinar, almacenar alimentos y transportar líquidos. La cerámica neolítica de Cantabria se caracteriza por sus formas simples y sus decoraciones geométricas, realizadas con incisiones o impresiones en la superficie de las vasijas.
La introducción de la agricultura y la ganadería en Cantabria tuvo importantes repercusiones en la organización social de las comunidades neolíticas. La producción agrícola permitió un aumento de la población y la formación de aldeas más grandes y permanentes. Además, la posesión de tierras cultivables y de animales domésticos se convirtió en una fuente de riqueza y poder, lo que llevó al surgimiento de líderes políticos y religiosos dentro de las comunidades neolíticas.
Una de las manifestaciones más impresionantes del Neolítico en Cantabria son los monumentos megalíticos, construidos por las comunidades neolíticas para fines funerarios y rituales. Estos monumentos, que incluyen dolmenes, túmulos y menhires, son testimonio de la capacidad técnica y organizativa de las sociedades neolíticas de Cantabria.
Los dolmenes son estructuras funerarias construidas con grandes losas de piedra dispuestas en forma de cámara o corredor. En Cantabria, se han identificado numerosos dolmenes que datan del Neolítico, como el Dolmen de Díaz de Berlanga en Polanco y el Dolmen de la Cueva de la Pileta en Rionansa. Estas construcciones muestran la importancia que las comunidades neolíticas daban a sus rituales funerarios y a la veneración de sus antepasados.
Además de los dolmenes, en Cantabria también se pueden encontrar túmulos y menhires construidos por las comunidades neolíticas. Los túmulos son montículos de tierra que cubren sepulturas individuales o colectivas, mientras que los menhires son grandes piedras verticales que se erigen en el paisaje como marcadores simbólicos o rituales. Estas estructuras son testimonio de la capacidad de las comunidades neolíticas de Cantabria para moldear su entorno y dar forma a su paisaje cultural.
El Neolítico en Cantabria llegó a su fin alrededor del año 2500 a.C., cuando se produjo un nuevo cambio en la economía y la sociedad de la región con la llegada de las primeras comunidades metalúrgicas de la Edad del Bronce. Estas comunidades introdujeron el uso del metal en la fabricación de herramientas, armas y objetos ornamentales, lo que marcó el inicio de una nueva era en la historia de Cantabria.
En conclusión, el Neolítico en Cantabria fue un periodo de gran importancia en la evolución de la sociedad humana en la región, marcado por la introducción de la agricultura y la ganadería, el desarrollo de la cerámica, la construcción de monumentos megalíticos y la aparición de nuevas formas de organización social. Estos avances tecnológicos y culturales sentaron las bases para el desarrollo de las sociedades posteriores en Cantabria y dejaron un legado duradero en el paisaje y la cultura de la región.