Los dólmenes son construcciones megalíticas que datan de la Prehistoria y que se caracterizan por su estructura de grandes piedras dispuestas de manera vertical y horizontal para formar una cámara funeraria. En la región cántabra, al norte de España, se encuentran numerosos ejemplos de estos monumentos megalíticos que han sido objeto de estudio e interés por parte de los historiadores y arqueólogos.
Los dólmenes de la región cántabra se remontan al Neolítico y la Edad del Bronce, períodos en los que las sociedades humanas comenzaron a practicar la agricultura y la ganadería, estableciendo asentamientos estables y creando estructuras ceremoniales y funerarias. Se cree que los dólmenes se utilizaban como tumbas colectivas para enterrar a los miembros de la comunidad, así como también para llevar a cabo rituales religiosos y ceremonias vinculadas con la muerte y el más allá.
En la región cántabra se pueden encontrar distintos tipos de dólmenes, como los de corredor, los de cámara circular y los de cista. Los dólmenes de corredor son los más comunes y se caracterizan por tener una entrada alargada que conduce a la cámara funeraria, mientras que los de cámara circular presentan una estructura circular o elíptica. Por otro lado, las cistas son construcciones más sencillas que consisten en una cámara rectangular cubierta por una losa de piedra.
Los dólmenes se distribuyen por toda la región cántabra, destacando especialmente en zonas como Liébana, Campoo, Valles Pasiegos y Costa Occidental. Algunos de los dólmenes más conocidos de Cantabria son el Dolmen de La Cabaña en Corvera de Toranzo, el Dolmen de Miera en Liérganes y el Dolmen de Duesos en Puente Viesgo.
Los dólmenes de la región cántabra son testimonios valiosos de la historia y la cultura de las comunidades prehistóricas que los construyeron. A través de la arqueología y la investigación histórica, hemos podido conocer más sobre las prácticas funerarias, las creencias religiosas y el estilo de vida de estas antiguas sociedades. Además, los dólmenes son parte del patrimonio cultural de Cantabria y contribuyen a la identidad y la memoria colectiva de la región.
En conclusión, los dólmenes de la región cántabra son un patrimonio arqueológico de gran valor histórico y cultural que nos permite conocer mejor el pasado de Cantabria y sus habitantes prehistóricos. A través de su estudio, conservación y divulgación, podemos seguir aprendiendo y apreciando la riqueza de nuestra herencia ancestral.