Crónica Cantabria.

Crónica Cantabria.

Los pueblos celtas en Cantabria

La presencia de los pueblos celtas en la región de Cantabria tuvo un impacto significativo en la historia y cultura de esta zona durante la Edad Antigua. Los celtas, un grupo étnico indoeuropeo de origen principalmente centroeuropeo, se establecieron en la península ibérica alrededor del siglo VI a.C., llegando a Cantabria en diferentes oleadas migratorias.

Orígenes de los pueblos celtas en Cantabria

Se cree que los celtas llegaron a Cantabria a través de los Pirineos, estableciéndose en la región y mezclándose con las poblaciones locales preexistentes. Esta fusión de culturas dio origen a una sociedad celta-cántabra única, con sus propias tradiciones, costumbres y estructuras sociales.

Organización social y política de los pueblos celtas en Cantabria

Los pueblos celtas en Cantabria se organizaban en tribus lideradas por jefes o caudillos, que tomaban decisiones importantes para la comunidad. Estas tribus vivían en asentamientos fortificados, conocidos como castros, que servían como centro de vida social y política.

La sociedad celta-cántabra estaba dividida en diferentes clases sociales, incluyendo guerreros, agricultores, artesanos y sacerdotes. Cada individuo desempeñaba un papel importante en la comunidad, contribuyendo al bienestar general del grupo.

Religión y creencias de los celtas en Cantabria

La religión desempeñaba un papel central en la vida de los pueblos celtas en Cantabria. Creían en la existencia de múltiples dioses y diosas que controlaban diferentes aspectos de la naturaleza y la vida cotidiana. Realizaban ceremonias y rituales para honrar a sus divinidades y pedir su favor en las actividades diarias.

Los celtas en Cantabria también practicaban la adoración de la naturaleza, venerando a los ríos, montañas y bosques como seres sagrados. Estas creencias se reflejaban en la arquitectura de los castros y en la disposición de los asentamientos, que estaban en armonía con el entorno natural.

Economía y comercio de los pueblos celtas en Cantabria

La economía de los pueblos celtas en Cantabria se basaba principalmente en la agricultura, la ganadería y la metalurgia. Cultivaban cereales, legumbres y frutas, además de criar ganado para obtener alimentos y productos textiles.

El comercio también desempeñaba un papel importante en la economía celta-cántabra, ya que mantenían intercambios con otros pueblos de la península ibérica y del resto de Europa. Se intercambiaban productos agrícolas, artesanales y metales preciosos, creando una red comercial diversificada y próspera.

Guerras y conflictos en la época celta-cántabra

Los pueblos celtas en Cantabria no estaban exentos de conflictos internos y externos. Se enfrentaban a invasiones de otros pueblos vecinos y a disputas por territorios y recursos naturales. Los caudillos celtas lideraban a sus guerreros en batallas y escaramuzas para proteger sus tierras y defender su identidad cultural.

Estos enfrentamientos también dieron lugar a alianzas entre tribus celtas en Cantabria, que se unían para hacer frente a amenazas comunes y fortalecer su posición frente a enemigos externos. Estas alianzas contribuyeron a la formación de una identidad colectiva entre los pueblos celtas de la región.

Legado de los pueblos celtas en Cantabria

El legado de los pueblos celtas en Cantabria perdura hasta nuestros días en forma de tradiciones, costumbres y monumentos arqueológicos. Los castros celtas, con sus impresionantes murallas, casas circulares y sistemas defensivos, son testigos mudos de la presencia de estos antiguos habitantes en la región.

La influencia de los celtas en Cantabria también se refleja en la toponimia de la región, con numerosos nombres de lugares que conservan raíces celtas y evidencian la pervivencia de esta cultura en el paisaje cantábrico. Asimismo, muchas festividades y celebraciones populares mantienen vínculos con las antiguas tradiciones celtas, recordando la rica herencia cultural de estos pueblos.

En conclusión, la presencia de los pueblos celtas en Cantabria dejó una huella imborrable en la historia y la identidad de esta región del norte de España. Su legado perdura en la actualidad, recordándonos la importancia de preservar y valorar la diversidad cultural y la riqueza del patrimonio histórico de Cantabria.