
En una reciente sentencia emitida en Santander, la Audiencia Provincial de Cantabria ha impuesto una condena de dos años de prisión a un hombre por llevar a cabo tocamientos a una adolescente de quince años que se encontraba en un estado de "total adormecimiento" tras haber consumido rivotril, un medicamento ansiolítico.
El juicio, que estaba programado para el pasado jueves en la Sección Tercera de la Audiencia, experimentó un giro inesperado cuando el ministerio fiscal y la defensa del acusado decidieron llegar a un acuerdo antes del inicio de la sesión. Este pacto resultó en que el acusado admitiera los hechos y aceptara la pena sugerida por el tribunal, reconociendo su culpabilidad en relación a un delito de abuso sexual a menores.
Se ha considerado una circunstancia atenuante la intoxicación leve del condenado, quien había estado bajo los efectos de alcohol y el mismo ansiolítico que la víctima. Además de la pena privativa de libertad, se le impone una serie de restricciones, incluyendo la prohibición de comunicarse o acercarse a la víctima durante un periodo de tres años, así como una inhabilitación para cualquier actividad que implique contacto con menores por un lapso de cinco años. Asimismo, se establece una medida de libertad vigilada que se extenderá por cuatro años tras su excarcelación.
Como parte de la responsabilidad civil derivada de sus acciones, el condenado deberá abonar a la menor una indemnización de 3.000 euros, destinados a compensar el daño moral infligido. Según el acuerdo presentado ante el tribunal, el condenado se acercó a la joven con la ilusión de satisfacer sus deseos sexuales, aprovechándose de su estado vulnerable, inducido por el rivotril que otro menor le había proporcionado.
En el transcurso de los hechos, el acusado mostró plena conciencia de la condición de la joven y procedió a realizar tocamientos en sus pechos a través de la ropa, así como en sus piernas y genitales, llegando incluso a besarle una mano. En su estado de severa limitación de conciencia, la adolescente no podía articular palabra ni reaccionar a las agresiones sufridas debido a la ingesta previa de la sustancia.
La situación fue advertida por un amigo de la joven, quien le instó al acusado a cesar en su conducta inapropiada y acompañó a la chica a un lugar diferente con otros amigos. Sin embargo, lejos de desistir, el acusado continuó con su comportamiento inadecuado, volviendo a manosear a la menor mientras ella permanecía inconsciente y en estado de adormecimiento, incapaz de oponerse a las acciones del agresor.
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