
La Audiencia Provincial de Cantabria ha dictado una sentencia que condena a un hombre a dos años y medio de prisión por un caso de abuso sexual. Este individuo fue encontrado culpable de haber agredido a una mujer que había pasado la noche con su compañero de piso. El hecho ocurrió cuando la mujer dormía en la cama y el acusado aprovechó su estado de inconsciencia para acercarse a ella en un momento de vulnerabilidad.
La decisión del tribunal no es definitiva, ya que el condenado tiene la opción de apelar ante la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria. La acusación se basa en un delito de abuso sexual con acceso carnal, lo que ha llevado a la imposición de una serie de sanciones adicionales, incluyendo ocho años de alejamiento de la víctima y cinco años de libertad vigilada.
En este caso, la Audiencia tomó en consideración atenuantes como las dilaciones indebidas y la reparación del daño, dado que el acusado entregó a la mujer 3.000 euros antes del juicio como manera de compensar el daño sufrido. El tribunal consideró que esta acción era significativa y relevante en la determinación de la pena.
Los detalles de la sentencia revelan que el acusado entró en la habitación de la mujer desnudo, con la intención de satisfacer sus deseos sexuales. La víctima inicialmente no rechazó las caricias, pero al darse cuenta de que no era su compañero, reaccionó con sorpresa y utilizó una botella para defenderse, provocando que el agresor huyera del lugar.
Las pruebas contra el acusado se basan en la declaración de la víctima y diversos testimonios que corroboran su versión de los hechos. La sala destacó la congruencia y coherencia del relato de la mujer, lo que refuerza su credibilidad. La sentencia afirma que no hay indicios de que la mujer tuviera motivos espurios para falsificar su denuncia, ya que apenas conocía al agresor.
El testigo que pasó la noche con la víctima también proporcionó su declaración, afirmando que ella estaba muy agitada y nerviosa tras el incidente. Además, los agentes que atendieron a la mujer después del ataque describieron su estado emocional como de gran angustia y preocupación, respaldando la gravedad de lo sucedido.
En contraste, el acusado negó los cargos, argumentando que solo la tocó y que, ante su sorpresa, se asustó y abandonó el lugar. No obstante, la Audiencia no encontró evidencia que apoyara su defensa, que intentaba alegar que había estado incapacitado por el consumo de alcohol y drogas. Los análisis de orina y los testimonios de testigos contradicen su relato, estableciendo que no había evidencia que demostrara que las sustancias afectaran su capacidad en el momento de los hechos.
La sentencia concluye que el acusado no fue capaz de refutar las pruebas presentadas en su contra, y la Audiencia ha definido su actitud como carente de credibilidad. Este fallo subraya la importancia de proteger a las víctimas y de llevar ante la justicia a quienes cometen actos de violencia sexual.
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