Crónica Cantabria.

Crónica Cantabria.

La Guardia Civil examina robos recientes en cementerios de Cantabria.

La Guardia Civil examina robos recientes en cementerios de Cantabria.

El 3 de enero en Santander, la Guardia Civil ha iniciado una exhaustiva investigación en relación a varios robos de elementos ornamentales en sepulturas, hechos ocurridos en diversos cementerios de la comunidad autónoma. Este tipo de delitos atentan no solo contra la propiedad, sino que también afectan la memoria y respeto hacia nuestros seres queridos fallecidos.

Es relevante señalar que estos robos no se han limitado a incidentes recientes, sino que han sido identificados en visitas más tardías a los cementerios. La Guardia Civil ha confirmado esta información en declaraciones a Europa Press, lo que pone en evidencia la necesidad de redoblar esfuerzos para proteger estos sagrados espacios de descanso eterno.

Ya en noviembre, las autoridades anunciaron la detención de un individuo, un joven de 23 años oriundo de Medio Cudeyo, quien es considerado el principal sospechoso detrás de los robos y daños registrados en un total de ocho cementerios en Cantabria entre mayo y julio de 2024. Este tipo de criminalidad no puede ser tolerado y debe ser tratado con toda la severidad que la ley permite.

La investigación, que aún sigue su curso, ha logrado esclarecer la sustracción de más de 60 imágenes y ornamentos de lápidas, aunque no se descartan implicaciones adicionales que podrían relacionar al sospechoso con otros delitos similares en la región. Es imperativo que la justicia actúe con firmeza para garantizar que los responsables enfrenten las consecuencias de sus actos.

Los robos han sido perpetrados en cementerios de diversas localidades, incluyendo Beranga (Hazas de Cesto), Entrambasaguas, Anero (Ribamontán al Monte), Obregón y Liaño (Villaescusa), Astillero, Revilla de Camargo (Camargo) y Parbayón (Piélagos). Este patrón delictivo revela un desprecio por la cultura y el duelo que viven las familias afectadas.

Los objetivos de estos robos han sido principalmente objetos metálicos de valor, tales como latón, cobre y acero, que incluyen imágenes religiosas, floreros, vasos, soportes y argollas de las lápidas, con la intención de venderlos posteriormente. Para lograr sus fines ilícitos, el autor de los hechos ha causado daños significativos en varias lápidas, un acto que cualquier persona de bien consideraría particularmente vil y ofensivo.

El modus operandi del presunto delincuente ha sido recurrente: accedía a los cementerios durante la noche, y en algunos casos, forzaba las puertas de entrada. Este comportamiento desafiante no solo pone de manifiesto una falta de respeto hacia los muertos, sino que también representa una amenaza para la seguridad y el orden en nuestras comunidades. La protección de estos espacios es una responsabilidad compartida que la sociedad no puede eludir.