En un reciente y escabroso caso que ha conmocionado a la sociedad cántabra, un hombre ha sido condenado a trece años y medio de prisión tras ser hallado culpable de agredir sexualmente a su propia sobrina, una menor de catorce años que padece una discapacidad intelectual.

La Audiencia Provincial de Cantabria, a través de su Sección Tercera, dictó sentencia tras un juicio donde el acusado no solo admitió su culpabilidad, sino que también aceptó sin reservas la pena solicitada por el Ministerio Público y la acusación particular. Además de la pena de cárcel, se le ha prohibido acercarse o comunicarse con la víctima durante un periodo de quince años.

En un castigo adicional, el tribunal decidió inhabilitar al condenado para trabajar con menores por un período de veinte años. A esto se suma una medida de libertad vigilada que deberá cumplir tras cumplir diez años de prisión. Es importante destacar que la corte también ha decidido privarle de la patria potestad de la hija que tuvo con la menor, a quien se le reconoce legalmente como su padre, obligándole a pagar una pensión alimenticia a la niña que se determinará en la ejecución de la sentencia.

El tribunal ha ordenado que el hombre abone una indemnización de 50.000 euros a su sobrina como compensación por los daños y perjuicios, una cifra que se consideró adecuada ante la gravedad de las agresiones, así como por la delicada condición de la víctima y el hecho de que quedara embarazada como resultado de estos abusos.

Durante el juicio, que se desarrolló la semana pasada, el acusado se mostró arrepentido, expresando: "Lo siento mucho. Estoy arrepentido". Por su parte, la víctima, quien presenta una discapacidad del 76%, manifestó que no comprendía ni quería lo que estaba sucediendo.

Los hechos, comprobados y reconocidos por el acusado, detallan que en varias ocasiones, cuando su sobrina visitaba su hogar, él aprovechaba momentos de soledad para obligarla a mantener relaciones sexuales. A pesar de los intentos de la menor por resistirse, sus esfuerzos fueron en vano, lo que resultó en múltiples agresiones que incluyeron tocamientos y penetraciones.

El resultado más trágico de estos actos fue el embarazo de la menor, quien dio a luz a una niña a la edad de quince años. La corte fundamentó su veredicto en las pruebas aportadas, incluido el testimonio firme de la víctima y análisis de ADN que confirmaron la paternidad del acusado.

La decisión de la Audiencia Provincial, aunque condenatoria, no es definitiva, ya que el condenado tiene la opción de apelar ante la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria. Mientras tanto, se mantendrá su situación de prisión preventiva hasta que la sentencia sea firme.